La Virgen esperaba ante un nuevo altar confeccionado para la ocasión,
con un dosel y paño cubre mesa elaborado con terciopelo y damasco color
burdeos, todo ello rematado con tira bordada dorada y fleco de oro. Seis piñas
de espigas de trigo y florecillas de varios colores, flores de cera y cirios
completaban esta escena.
Nuestra Madre, ataviada con manto de terciopelo
burdeos y saya y cinturilla en terciopelo azul bordada por devotos y devotas de
Ella, recibió los besos de todos/as los/as allí asistentes en el Besamanos que
se celebró tras el rezo de la Salve al finalizar la Santa Misa.








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