En la mañana del Jueves Santo, fueron muchísimos los fieles
que se acercaron a visitar a Nuestro Padre Jesús Cautivo y a Nuestra Señora de
los Dolores ya en sus pasos procesionales a la espera de la llegada del
atardecer.
A las 5 de la tarde se empezaron a concentrar en nuestra
Casa-Hermandad los costaleros para recibir las últimas directrices de sus
capataces y para realizar el retranqueo de los pasos.
Del mismo modo, a las 6 eran los nazarenos los que se
empezaban a concentrar en la calle Concepción Arenal para formar las filas.
Eran las 18,40 cuando llegó uno de los momentos más
emotivos. Dentro de la Capilla se concentraron ante nuestros Sagrados Titulares
todos los costaleros y equipo de capataces de la Hermandad. Una poesía escrita
desde el corazón de una madre que ha perdido a su hijo en este año hacía que el
capataz de nuestro Señor Cautivo con voz rota emocionase a los asistentes y
rompieran en un gran aplauso como agradecimiento a nuestro costalero Juan
Muñoz, fallecido recientemente.
Pasados unos minutos de las 7 de la tarde, sonaba la llamada
a las puertas de la Capilla que se abría despacio dejando ver y abrir el
caminar de nuestra Cruz de Guía. La primera levantá de nuestro Padre Jesús
Cautivo fue dedicada a él, que con su costal y un ramo regalado por sus
compañeros de cuadrilla a los pies del Señor se hacía presente en su Jueves
Santo. Nuestro Padre salió en completo silencio, en señal de luto por su
pérdida.
Con los sones de “La Pasión” interpretada por la Banda de
Cornetas y tambores “Nuestra Señora del Prado- La Pasión” de Ciudad Real
nuestro Padre hacía su llegada a la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno y
Mª Stma. de la Esperanza, donde sus hermanos nos esperaban.
Pasadas las 19,30 horas hacía su salida Nuestra Señora de
los Dolores a los sones de la Agrupación Musical “Santa María la Blanca” de La
Campana, Sevilla. Una petalada desde los balcones de nuestra Casa-Hermandad
hizo de éste un momento mágico. Rosas, fresias y astromelias adornaban este año
nuestro paso de palio, palio que a paso lento llegaba al encuentro con la
Hermandad de Jesús.
Pronto anocheció, y la noche se hizo luz al paso de nuestra
procesión con los cirios totalmente encendidos. Nuestro Cristo se volvió a
encontrar como cada Jueves Santo en Triana con su Madre, donde una levantá
conjunta rompió los aplausos de los allí concentrados.
Minutos antes de las 10,45 horas, dos hermanos de nuestra
Cofradía se acercaron al Palco de Autoridades para pedir “la venia” para poder
entrar en Carrera Oficial y así continuar con nuestra Estación de Penitencia.
Destacar el trabajo de las cuadrillas y sus capataces que realizaron unas
revirás y chicotás sublimes durante todo el recorrido, pero sobre todo al paso
de la misma.
Dos petaladas más tuvieron lugar para nuestra Madre, una al
paso por el palquillo de la Carrera Oficial y otra regalada por una familia
devota al entrar en la calle Medico Gómez de las Cuevas.
De nuevo, la oscuridad invadió el final, las últimas
chicotás llegando a nuestra Capilla con el alumbrado público totalmente apagado
fijaban las miradas de todos en el rostro de Nuestro Padre Jesús Cautivo y
Nuestra Señora de los Dolores. La emoción inundaba el ambiente cuando Nuestro
Padre cruzó el umbral del Templo a los sones de la Marcha Real. Y llegó otro de
los momentos inéditos de este Jueves Santo. Nuestra Madre, con la elegancia que
la caracteriza, se acercaba a la puerta de la Capilla y Nuestro Padre la
esperaba casi bajo el dintel de la puerta. Nuestra Señora se puso frente a Él,
donde su capataz arrió el paso. Tras los golpes de llamador, el capataz con
estas emocionadas palabras dedicó la levantá: “…delante de su Cautivo, le vamos a pedir que lo tenga en el mejor
sitio del Cielo, y que con su eterna sonrisa, no le falte de nada, esta levantá
va por el Marqués…”. Un emocionado aplauso hacía homenaje público a este
costalero que nos ha dejado.
La Virgen frente a frente a sus fieles, empezaba a entrar en
la Capilla dando por finalizada nuestra Estación de Penitencia 2016.
Desde estas líneas agradecemos a todas las personas que han
hecho posible este maravilloso Jueves Santo, a nuestros hermanos nazarenos, por
su compostura y buen estar, a nuestros capataces y costaleros por su buen
hacer, a las Bandas por poner magníficamente las notas de pasión tras nuestros
pasos, y a aquellas personas que desde el anonimato y desde fuera de la
procesión nos ayudan a engrandecer nuestra Estación de Penitencia.